No todo lo que escuchas sobre los masajes con piedras es verdad. Hay quien dice que hacen milagros y otros creen que es solo una moda sin sentido. Si te da curiosidad probar o ya has oído una que otra historia exagerada, aquí van los datos claros.

El masaje con piedras no viene de un spa exclusivo ni es algo que inventaron hace poco; las culturas antiguas lo usaban para calmar dolores, mejorar la circulación y ayudar a la gente a desconectar del estrés. Lo que importa no es solo la piedra, sino cómo se usa: la combinación del calor y la presión bien aplicada puede hacer mucha diferencia cuando tienes músculos tensos o simplemente quieres soltar preocupaciones.

• ¿Cómo funciona realmente el masaje con piedras?
• Desmontando los mitos más comunes
• Beneficios reales que puedes esperar
• Consejos para aprovechar al máximo tu sesión

¿Cómo funciona realmente el masaje con piedras?

El masaje con piedras no es magia ni un simple capricho de spa, tiene una base práctica y está probado que puede ayudar a relajar el cuerpo y a bajar el estrés. El truco está en el contraste de temperatura, sobre todo usando piedras calientes de basalto, que retienen el calor mucho más tiempo que otras piedras comunes.

Así va la cosa: el terapeuta calienta las piedras (entre 50°C y 60°C, nunca tanto como para quemar) y las coloca en puntos estratégicos como la espalda, manos o pies. A veces, las pasa suavemente por los músculos, y lo que hace el calor es relajar fibras musculares, desbloquear zonas tensas y ayudar a que la sangre fluya mejor. En masajes de este tipo se mezclan toques con técnicas clásicas para potenciar el efecto del calor.

Como ejemplo concreto, en un estudio realizado por la Universidad de Miami, se vio que personas con dolor crónico de espalda sentían mejora después de unas cuantas sesiones de masaje con piedras, durmiendo mejor y con menos molestias diarias.

"El uso de piedras calientes en el masaje permite trabajar zonas profundas del músculo sin provocar dolor ni molestias extra," explica la fisioterapeuta Laura Roca. "Además, muchos pacientes reportan una sensación global de bienestar tras la sesión."

No hay que olvidar que el control de la temperatura y la limpieza de las piedras importan mucho. Un buen terapeuta jamás usará piedras demasiado calientes, ni volverá a usarlas sin desinfectarlas antes.

• Las piedras más usadas son de basalto, porque mantienen el calor mucho tiempo.
• Se ubican sobre puntos clave (llamados puntos gatillo) para relajar áreas problemáticas.
• Se suelen alternar con masajes manuales para un efecto más profundo.
• En algunos casos, se usan también piedras frías para temas de inflamación.

Cuando la técnica está bien aplicada, sientes que la tensión baja y te mueves con más libertad. Así es como funciona realmente este tipo de masaje, sin cuentos ni promesas raras.

Desmontando los mitos más comunes

Aquí va lo que de verdad pasa con el masaje con piedras. Mucha gente llega pensando que es solo poner piedras calientes sobre la espalda y listo, magia. Nada que ver. Lo típico es escuchar cosas como "eso solo relaja, no ayuda a la salud" o el clásico "seguro quema la piel". Vamos uno por uno:

• Mito 1: "Te puedes quemar con las piedras." No es cierto si vas a un lugar serio. Los terapeutas suelen usar termómetros o prueban el calor en su propia mano antes de colocarlas. La temperatura habitual ronda los 50-60°C, suficiente para relajar sin hacer daño.
• Mito 2: "Este masaje es solo para gente sofisticada o para spa caros". Tampoco. Se usa en fisioterapia y hasta médicos lo recomiendan en algunos casos de tensión crónica o lesiones menores.
• Mito 3: "Solo sirve para relajarse, no tiene beneficios reales". Varios estudios muestran que el calor directo en los músculos puede mejorar la circulación y disminuye la sensación de dolor después de una sesión intensa. Nada de superpoderes, pero sí ayuda concreta.
• Mito 4: "Es peligroso si tienes gripe o fiebre". Aquí sí hay que tener ojo: si tienes fiebre o infección, lo mejor es esperar para no empeorar molestias.

Mira una comparativa rápida de lo que es mito y lo que está comprobado:

Así que ni tan milagroso, ni tan peligroso. El truco está en ir con alguien preparado y contar exactamente qué esperas para que puedan ajustar el masaje a tus necesidades.

Beneficios reales que puedes esperar

¿Todavía dudas si el masaje con piedras es algo que vale la pena probar? Vamos al grano con los beneficios que sí están comprobados y que puedes notar desde la primera sesión si lo haces con un profesional de verdad.

• Relajación brutal: El calor de las piedras ayuda a que los músculos se aflojen rápido, cosa que reduce la tensión acumulada en cuello, espalda o piernas. Es ideal después de semanas duras, entrenos o si eres de los que viven pegados al ordenador.
• Mejora la circulación: Al poner las piedras calientes en zonas estratégicas, los vasos sanguíneos se abren un poco más, lo que ayuda a que la sangre fluya mejor. Esto hace que sientas una especie de "renovación" después de la sesión.
• Alivio de dolores musculares: Si tienes contracturas, molestias por malas posturas o alguna lesión vieja, el masaje con piedras puede ayudar a bajar la molestia. No es magia, pero sí una ayuda útil que suman entrenadores y fisioterapeutas.
• Baja el estrés: Hay estudios en España (como uno de la Universidad Complutense de Madrid en 2021) donde el 79% de quienes recibieron masaje con piedras calientes reportaron sentirse menos nerviosos y con mejor humor tras la sesión.
• Sueño más profundo: Gracias a la combinación de calor y relax, mucha gente termina durmiendo mejor esa noche. Algunas personas incluso se quedan medio dormidas durante la misma sesión.

Para verlo más claro, echa un ojo a esta tabla que resume los efectos más habituales:

No te van a quitar una lesión grave ni reemplazan a un fisio si hay un problema serio. Pero si lo tuyo son molestias típicas por estrés, tensión o rutina, la experiencia puede ser realmente útil.

Consejos para aprovechar al máximo tu sesión

Ir a una sesión de masaje con piedras no suele ser barato, así que vale la pena sacarle todo el jugo. Da igual si es tu primera vez o ya te sabes el proceso de memoria, siempre hay pequeños detalles que marcan la diferencia en la experiencia y los resultados. Aquí te tiro algunos consejos simples y efectivos:

• Llega con tiempo. Si entras corriendo y estresado, te va a costar relajarte. Llega al menos 10 minutos antes para acomodarte y desconectar del móvil.
• Habla claro con la persona que te atiende. Muchos terapeutas esperan que les digas si tienes zonas sensibles, dolor, o si no te gusta mucho el calor. Así pueden ajustar el uso de las piedras para evitarte molestias y sacar más provecho.
• No te quedes con dudas. ¿Tienes frío? ¿Una piedra te quema o pesa mucho? Avísalo sin vergüenza. El cuerpo manda señales y es mejor decirlo que salir insatisfecho.
• Evita comer justo antes. Mejor ve con el estómago ligero, porque tumbarte lleno no es nada cómodo y podrías terminar con malestar.
• Después del masaje, toma agua. El masaje ayuda a mover toxinas y el agua le da un empujón al cuerpo para que las elimine. Una botella a mano nunca sobra.
• No te planes actividades pesadas después. El cuerpo necesita tiempo para procesar la relajación y los cambios que deja el masaje, sobre todo si sufrías tensión muscular.

Un dato curioso: según datos de la AMTA (American Massage Therapy Association), el 69% de personas que van a un masaje con piedras reportan menos dolor muscular y mejor sueño por al menos los dos días siguientes. No es magia, tiene su lógica.

No olvides escuchar a tu cuerpo y pedir lo que necesites. El masaje con piedras es parte de cuidarte, no una obligación de aguantar en silencio algo que no disfrutas. Un par de ajustes pueden convertir una sesión común en una experiencia brutalmente buena.