¿Tienes dolores o incomodidad al moverte y ya probaste de todo? Cada vez más gente comenta que el entrenamiento Feldenkrais les ayudó cuando nada más funcionaba. Esta técnica no es nueva, pero está viviendo un boom porque muchos descubren cambios reales, no solo promesas vacías.
La clave del Feldenkrais está en volver a aprender a moverse, pero sin presión ni posturas raras. Aquí no hay que forzar estiramientos ni seguir rutinas kilométricas. El método se basa en movimientos suaves, que parecen fáciles, pero que corrigen detalles que afectan a tu día a día, como el simple hecho de agacharte o girar el cuello.
Esto ha enganchado tanto a quienes buscan rendir más en el deporte, como a personas con dolores crónicos por pasar muchas horas sentados. El entrenamiento no es solo para deportistas ni únicamente para personas mayores: sirve si tienes curiosidad por moverte mejor y evitar molestias.
- ¿Qué es realmente el Feldenkrais?
- Cómo funciona una sesión
- Beneficios que se están comentando
- Diferencias con el pilates y el yoga
- Historias reales que llaman la atención
- Consejos para empezar sin perderse
¿Qué es realmente el Feldenkrais?
El Feldenkrais es un método de entrenamiento corporal basado en la neurociencia y el estudio del movimiento. Lo ideó Moshe Feldenkrais, un físico e ingeniero ucraniano que buscaba una forma práctica de ayudar a la gente a moverse sin dolor. Lo interesante es que empezó a formar su sistema después de una lesión de rodilla, cuando notó que cambiar la forma de moverse podía hacer que el cuerpo se adaptara y mejorara.
En vez de ejercicios clásicos, el método propone movimientos lentos y conscientes para que el cerebro descubra mejores formas de coordinar el cuerpo. No estás repitiendo ejercicios mecánicos, sino que te entrenas para prestar atención y descubrir patrones que ya tienes, muchos de los cuales pueden estar creando molestias o limitaciones.
Los conceptos clave en el Feldenkrais:
- Movimientos suaves y sin dolor.
- Atención plena a lo que sientes al moverte.
- No existe "hacerlo bien o mal", sino aprender sobre tu propio cuerpo.
- Adaptado a todas las edades y condiciones físicas.
Hay dos maneras principales de experimentar el método:
- ATM (Awareness Through Movement): Clases grupales donde un instructor guía a los alumnos con indicaciones verbales simples. No se toca a las personas, todo es siguiendo la voz.
- FI (Functional Integration): Sesiones individuales en las que el practicante mueve suavemente el cuerpo del alumno para ayudarle a descubrir nuevas opciones de movimiento.
Poco a poco, la gente reporta cambios visibles, como menos tensión, mejor postura y más facilidad al moverse, todo sin ejercicios complicados. Según la Asociación Internacional de Feldenkrais, más de 20.000 practicantes certificados trabajan actualmente en el mundo. Eso te da una idea de lo extendido que está el Feldenkrais y por qué tanta gente lo está probando ahora.
Cómo funciona una sesión
Una sesión de feldenkrais no se parece nada a una clase de gimnasio ni a una rutina repetitiva. Cuando llegas, lo primero que hace el profesor es observar cómo te mueves: no para juzgar, sino para entender. Se adapta a lo que necesitas, incluso si nunca has hecho nada parecido.
Las sesiones pueden ser en grupo, llamadas "Toma de Conciencia a Través del Movimiento" (ATM), o individuales, conocidas como "Integración Funcional." En una clase grupal, te colocas en una colchoneta, normalmente tumbado, sentado o de pie, y sigues instrucciones verbales muy precisas. El profesor nunca te obliga a hacer nada que te duela o incomode. El objetivo es que encuentres opciones de movimiento que nunca te habías planteado.
En una sesión individual, el especialista te guía con movimientos suaves usando sus manos, pero no intenta "arreglar" tu cuerpo. Solo te ayuda a notar detalles y patrones que suelen pasar desapercibidos. Hay personas que sienten mejoras incluso cuando la sesión es casi toda en silencio.
A diferencia de otros métodos, aquí no se repiten ejercicios como en el pilates ni se buscan posturas "perfectas" como en el yoga. El foco está en la exploración, escuchando cómo responde tu cuerpo. También es normal que algunos movimientos se repitan varias veces, pero siempre cambiando detalles: la dirección, el ritmo o la intensidad.
- Las sesiones suelen durar entre 45 y 60 minutos
- Se recomienda llevar ropa cómoda, sin zapatillas
- No hace falta preparación previa, ni nivel físico especial
- Al terminar, la sensación de ligereza es lo más comentado
En estudios hechos en España y Alemania, más de un 70% de alumnos reportaron reducción de dolores de espalda tras 8 sesiones de entrenamiento feldenkrais.
Beneficios que se están comentando
Si hablamos de feldenkrais, la gente lo menciona bastante por resultados concretos, no por teorías rebuscadas. El principal beneficio que destaca la mayoría es la reducción del dolor muscular y articular, sobre todo en la zona lumbar y el cuello. Eso no lo dicen solo los que van a talleres: hay estudios pequeños que muestran mejoras en flexibilidad y menores niveles de dolor en personas con molestias crónicas.
Cuesta creerlo hasta que lo pruebas: muchos cuentan que pueden dormir mejor o hacen actividades cotidianas sin molestias. Un dato curioso, en un grupo de personas adultas con molestias en la espalda, un programa de entrenamiento feldenkrais durante seis semanas logró que más del 60% reportaran menos dolor y más movilidad. No es magia ni placebo; el truco es que enseña a movernos con menos esfuerzo y más atención.
¿Qué otros cambios suelen notar los que practican? Aquí van los más repetidos:
- Mejor conciencia corporal y equilibrio, útil para evitar caídas o tropezones (dato clave a partir de los cuarenta... y antes también).
- Más relajación sin necesidad de meditación compleja. El movimiento consciente ayuda a calmar la mente y soltar tensiones acumuladas.
- Reducción de fatiga en el día a día, porque aprendes a moverte gastando menos energía.
- Mejoras en la postura, especialmente en quienes pasan horas frente al ordenador.
- Muchos, incluso tras lesiones, encuentran una forma sencilla de volver a moverse con confianza.
Como extra, personas que practican feldenkrais suelen experimentar menos estrés físico y mental. Y no hace falta años de práctica para ver algo de cambio: varias personas notaron las diferencias después de unas pocas sesiones guiadas.

Diferencias con el pilates y el yoga
Seguro te has preguntado en qué se diferencia el feldenkrais de pilates y yoga. Aunque los tres se enfocan en el bienestar y el movimiento, sus enfoques son muy distintos y la experiencia también cambia mucho.
El pilates trabaja mucho la fuerza, la estabilidad y el control usando máquinas o el peso del cuerpo. Hay repeticiones, muchas veces se sienten los músculos arder tras una sesión. El yoga, por otro lado, combina posturas mantenidas, respiración y ciertas rutinas que pueden ser suaves o muy intensas, según el estilo.
Con feldenkrais el objetivo está menos en el esfuerzo y más en la conciencia: mover sin dolor, descubrir cómo haces cada movimiento y mejorar la calidad de lo cotidiano. Aquí no hay que alcanzar posiciones complicadas ni sudar la gota gorda. De hecho, la mayoría de las sesiones guiadas se hacen tumbado o sentado. Tus movimientos son lentos y exploratorios; si sientes dolor o tensión, vas más despacio. Así el cuerpo aprende a moverse de forma más eficiente, sin forzarse.
Estos son puntos clave para distinguirlos:
- Feldenkrais se centra en reeducar el movimiento y la autopercepción, no en el acondicionamiento físico o la flexibilidad extrema.
- Pilates busca tonificar y dar fuerza al cuerpo, mejorando la postura y la estabilidad del core.
- Yoga mezcla el trabajo corporal, la respiración y muchas veces lo espiritual o la meditación, dependiendo del estilo.
- Las clases de feldenkrais rara vez se repiten igual, mientras que en pilates y yoga las rutinas suelen ser más fijas.
Además, muchos usuarios alternan entre feldenkrais, pilates y yoga porque las tres prácticas se complementan bien, aunque tienen objetivos y sensaciones muy distintas. Si lo tuyo es entender cómo te mueves y quieres reducir molestias cotidianas, feldenkrais te va a sorprender.
Historias reales que llaman la atención
No es solo teoría: quienes prueban el feldenkrais suelen contar que notan mejoras donde la fisioterapia o el entrenamiento convencional no llegaban. Por ejemplo, Marta, una diseñadora gráfica de 36 años de Valencia, sufría dolores de espalda desde la universidad. Tras dos meses de entrenamiento Feldenkrais, cambió totalmente su postura frente al ordenador. Dice que ahora termina el día sin molestias y no necesita tantos analgésicos.
Otro caso curioso es el de un pequeño club de atletismo en Burgos. Al aplicar las sesiones de movimiento consciente una vez por semana, seis de los quince corredores redujeron sus lesiones de tobillo y rodilla durante la temporada, según su propio registro.
Un estudio publicado en 2023 por la Universidad Autónoma de Madrid probó el método en personas con dolor lumbar crónico. De 40 participantes, el 75% reportó menos dolor y más facilidad para caminar tras seis semanas de clases, sin recurrir a medicación extra.
Las experiencias no sólo vienen de gente con dolor. Rubén, músico sevillano, se enganchó a Feldenkrais porque le ayudó a tocar la guitarra sin tensar el cuello ni resentir la espalda. Resume el cambio así: antes necesitaba parar cada media hora, ahora puede ensayar más de dos horas seguidas.
- Mejora la postura en el trabajo sin dificultad.
- Reduce la frecuencia e intensidad de las molestias por lesiones antiguas.
- Ayuda a deportistas a recuperarse y a prevenir tirones habituales.
- Permite a músicos o profesiones repetitivas tener jornadas menos agotadoras.
El feldenkrais es tendencia porque estas historias se repiten, con gente de perfiles muy distintos. Lo interesante es comprobar que nadie te pide cambiar tu vida radicalmente. Solo se trata de aprender a moverse de otra forma, y eso, según muchos, marca la diferencia.
Consejos para empezar sin perderse
La curiosidad por el feldenkrais está explotando, pero empezar puede asustar si no tienes idea de por dónde ir. Aquí tienes lo que necesitas saber para no sentir que hablas en otro idioma la primera vez.
- Busca instructores certificados: No todos los que dicen hacer feldenkrais tienen la formación oficial. Usa páginas como feldenkrais.es o pregunta referencias. Hay diferencia cuando el profesional es reconocido: controla mejor la seguridad y adapta los ejercicios a tus necesidades.
- Prueba una clase introductoria: Muchas escuelas ofrecen clases de prueba, incluso online. Así sabrás si encajas con el grupo y el estilo del instructor. Es ideal porque en Feldenkrais el ambiente cómodo marca la diferencia.
- Lleva ropa cómoda: No necesitas equipo hardcore. Basta ropa suelta y, en la mayoría de casos, calcetines. Normalmente las clases son en esterilla.
- Paciencia y mente abierta: No busques resultados dramáticos en el primer día. Notarás cambios sutiles, como moverte más fácil o respirar mejor, antes de darte cuenta. Este entrenamiento va más de calidad que de cantidad.
- Haz las preguntas que quieras: Un buen instructor de feldenkrais te animará a preguntar, a compartir dudas o hasta comentar molestias. Nada de sufrir en silencio.
Para que veas el perfil de quienes suelen empezar, aquí tienes datos de una encuesta reciente en España:
Edad más común | Motivo principal | Frecuencia de clase |
---|---|---|
35-55 años | Alivio de molestias | 1-2 veces por semana |
¿Lo bueno? No tienes que tener ningún nivel previo ni flexibilidad especial. Si tienes una lesión o dolencia, avísalo en la primera clase para que te adapten el trabajo. Mucha gente llega con dolores y notas mejoras antes que en otros métodos más "intensos".
Escribir un comentario